La experiencia nos confirma que los logros
alcanzados por unas sacrificadas generaciones, son disfrutados y desvirtuados
por las siguientes lasas generaciones provocando una sensación impotente al
observar que los objetivos puestos en estas nuevas generaciones no se cumplen -
se consumen -. No es una marcha atrás porque nunca se volverán a dar las mismas
circunstancias.
Es como si no supiéramos cuidar de la herencia
transmitida. El esfuerzo hecho en lo conseguido es todo nuestro esfuerzo. El
cuidado de la herencia lo abandonamos.
Las nuevas generaciones gastan sin esfuerzo. Lo
tienen porque está ahí, no tienen que esforzarse para conseguirlo y lo consumen
sin sacrificio o contrapartida alguna. No vale nada para ellos.
Vivimos tiempos encontrados y desencontrados.
Vivimos rápido, angustiados y ansiosos. Y aceptamos lo que nos dictan apenas
sin darnos cuenta, sin conciencia. La velocidad de la vida nos produce vértigo
y es muy difícil apearse. Los sentidos se embotan, perdemos objetividad y capacidad
de análisis.
Cada vez soportamos más dependencias que están
vinculadas con otras dependencias.
No tenemos
tiempo para ocuparnos del camino por donde nos han metido, ni a donde conduce.
Nos proponen en la misma clave a todos los valores,
libertad, justicia, bienestar social,... .Pretendiendo con esto un estado de
convivencia personal y social, próximo o en el camino del equilibrio y la
felicidad.
La clave propuesta es el dinero.
La estrategia es el discurso que promete y no
cumple.
El brazo ejecutor es la moda, la publicidad y la
comunicación interesada.
Así el bienestar social lo conseguimos con dinero,
el coche ya no es para trasladarnos ni tiene porque durar.
El aparcar el coche que compramos lo hacemos con
dinero.
El circular por las autopistas lo hacemos con
dinero.
Los políticos que votamos pierden toda imaginación y
esfuerzo y solucionan los problemas de las ciudades, perdiendo el espíritu de
la solución, lo hacen exigiéndonos más dinero.
El problema del aparcamiento se soluciona subiendo
el precio de los parkings y construyendo parkings por los que hay que pagar.
Pagamos el Parking y pagamos la estancia.
Las carreteras rápidas y seguras son de peaje, las
otras están atascadas, con curvas peligrosas y en peores condiciones.
Un derecho fundamental como la Justicia que consta
en las constituciones perfectamente definida en su concepto, objetivo y ámbito
de aplicación se ha reconvertido su valor, su esencia, a la clave comodín, el
dinero, para su funcionamiento y aplicación. Llegando a situaciones realmente
grotescas y transparentes a nuestras conciencias.
Un acusado de enriquecimiento ilícito, “culpable”,
puede salir provisionalmente con la fianza pagada con el dinero apropiado y
pagarse la mejor defensa posible con ese dinero y tentar la honorabilidad y
honradez del que decidirá su suerte, con ese dinero, pues a todos no nos
defienden ni juzgan igual.
Que aire fresco respiramos cuando en la ejecución de
las sentencias encontramos restitución a la sociedad a través de trabajos y
acciones que tienen que ver con la falta, y que reeducador y reparador resulta
esta decisión.
Lo cierto es que en el día a día de la vida
encontramos numerosos ejemplos de soluciones fáciles reconvertidas al dinero
que nos abocan a más vértigo, más ansiedad, más angustia, más inseguridad y más
insatisfacción.
La telaraña se hace más tupida y ejerce más presión.
Este camino que hemos iniciado ya hace unos años nos
lleva de manera exponencial, geométrica a una mayor y total dependencia del
dinero.
El piso, el coche, la embarcación, la segunda casa,
el empleo,...
Lo tenemos que defender en la misma clave, el
dinero. Alarma para el piso, el coche y la embarcación. Un cierre alto y rejas
en la ventana para la segunda casa.
Las alarmas las ponemos en el piso, el coche,... y
también en nuestro cerebro, las rejas las ponemos en nuestra vida.
Rejas extrapolables a Urbanizaciones, Ciudades,
Regiones, Países y Continentes – Véase USA y nosotros España, detrás - .
Defender el empleo de los “trepas” a toda costa,
mintiendo mas que ellos, embaucando, proponiendo más, cediendo más en derechos,
...
Nos convierten en “miserables light”, todo a costa
del éxito personal y la posición social.
Los intangibles también juegan:
Pagar en efectivo o por tarjeta. Pagar al contado o
a plazos.
La publicidad se encarga de convencernos con el
noble y legal criterio de que es lo mejor para nosotros y de ese modo decidimos
en libertad.
Pero lo cierto es que no somos libres para decidir
porque nuestros inputs embotan nuestro cerebro y nos chantajean en nuestro razonamiento.
Esos inputs, como la publicidad, también son nobles
y legales. Tendencias comunes, modas, corrientes, excepción social.
Terapia de grupo legal en beneficio la mayor parte
de las veces del consumismo.
Cuantas veces valoramos como algo excepcional que un
vendedor nos aconseje no comprar algo que él nos vende y de lo que vive, en un
alarde de inusitada honradez.
“¿Oda a la estupidez?” ó lección ética.
El sistema al que ya pertenecemos se realimenta a si
mismo y crece exponencialmente pero tiene un límite, el mercado.
Hace unos años los índices económicos venían
diagnosticando una saturación de ese mercado, pero el planeta es grande y los
gurús de este tipo de economía, pocos otros tipos de economías existen,
economía extensible a todos los ámbitos después de convertir la mayor parte de
los valores en dinero y manteniendo un equilibrio con la cuerda muy tensa entre
lo social y lo económico, pensaron que el mercado es mucho mas grande.
El planeta está hace tiempo dividido en términos
económicos, en 1er. Mundo, 2º mundo, 3er. Mundo, ....
La situación pasaba de ser grave y decidieron
“”invertir””, (las dobles comillas están puestas conscientemente), en los otros
mundos y aprovecharon una especial coyuntura como la del abaratamiento (saldo)
de las comunicaciones a través de la evolución de la informática para
inventarse la Globalización. De esta forma la inversión resulta más barata y el
mercado si lo ampliamos nosotros lo
hacemos bajo nuestro control, es decir sin perder margen de beneficios.
Imponiendo las condiciones y llevando a esos países “subdesarrollados” el
intenso “bienestar” del que disfrutamos en las sociedades más poderosas
económicamente del planeta. Reconvirtiendo así a los paganos económicos a la
religión económica imperante.
Un poco más de aire fresco.
Lo dicho en el párrafo anterior no es del todo
exacto. Lo que se espera por parte de los responsables de la economía mundial
es que el margen de beneficios sea descomunal. Sin embargo aparece en escena un
colectivo inesperado que le dan en llamar Movimiento antiglobalización, aunque
“por ahorrar” omiten el adjetivo económica. Este movimiento se pone de frente a
esta maniobra reivindicando que la Globalización debe ser total, es decir ,
educativa, cultural, sanitaria, política y económica.
Y que en los tiempos en los que vivimos “curados de
espanto”, se enfrentan con los policías y seguridad de los países que alojan
reuniones de estos gurús.
Como humanista en el sentido literal del término. La
economía tiene su peso en la ponderación del auténtico estado del bienestar del
género humano pero hay más factores que entran en esa ponderación.
Cada factor tiene su valor intrínseco en si mismo y
no es convertible en términos económicos, porque pierde su esencia.
Que les pregunten a los ingleses por su sistema de
salud antes de Margaret Tatcher y después de ella.
Nosotros los españoles también sabemos de esto
cuando antes de la Democracia decíamos “Hay que ahorrar por si una enfermedad”,
recuerdan.
La esencia de los valores apuntala un estado de
bienestar.
No hay que volver atrás para recuperar estos
valores. Debemos reivindicarlos desde nuestra situación actual y cuanto más
tiempo transcurra será más difícil y más traumático porque nuestra escala de
valores se está convirtiendo en una exclusiva escala de valor en Euros o en
Dólares y eso nos llevará indefectiblemente a un amargo y cruel fracaso en el
ámbito de ese buscado estado de bienestar.
Huyamos de objetivos exclusivos como ser de los
primeros países económicamente situados en el mundo, si solo es eso no nos
aportará nada bueno. Exijamos que eso no sea lo prioritario. Pero sí la
educación y una educación humanista que nos forme como humanos para la vida y
no para tener éxito exclusivo en lo económico, también en lo que además forma
parte de la vida, alimento, sexo, salud, relaciones sociales (comportamiento,
solidaridad,...), justicia, etc.
Hoy este camino, en principio complejo y alejado, lo
tenemos más fácil gracias a mentes dispuestas a donar su talento. P. ej. En
Permacultura, Bill Mollison y David Helmgre, en autosuficiencia John Seymour,
en la forma de organizarnos y vivir tenemos a Gaia Education y todos sus
colaboradores
No permitamos que a los que decidimos que nos
representen, administren y articulen nuestra sociedad anulen estos valores y los
transformen en dinero.
¿Qué mérito tienen?
Nos traen la ruina personal.
Nos amordazan y esposan sin poder reaccionar.
Reivindiquemos una buena lógica en beneficio de lo
humano, no admitamos la respuesta, que en política la lógica no funciona. Es
una burda y torpe respuesta que niega el intelecto y avala su falta de
imaginación y trabajo.
Las multas por faltas a la ley (norma), las fianzas
judiciales para la libertad condicional, las indemnizaciones estatales y
personales. Caldo de cultivo para las recomendaciones interesadas
"enchufes".
Así nos despachan con soluciones en clave dinero lo
que debería tener otros valores.
Los que nos representan porque tienen nuestra
confianza deben trabajar para lo humano, en todas sus facetas no para la
exclusividad del dinero.
Exijamos educación para la vida, justicia y justicia
social, honradez y su medio de control, transparencia.
Si no nos proponen esto, será más de lo mismo.
Permitiremos que nos vacíen de contenido y nuestra vida perderá sentido.
Seamos conscientes de nuestra fuerza, diluida en lo
individual pero con valor en lo colectivo.
Una vez más hemos tenido que reaccionar ante las
consecuencias. La globalización es un fenómeno de las consecuencias al que
hemos puesto nombre y al que la cultura del dinero aprovecha para salvar una
crisis de saturación de mercado, encontrándose con la ampliación total del
mismo, salvando perentoriamente la situación. Pero no es la solución.
Volveremos la mirada a la naturaleza para estudiar y
escudriñar la autosuficiencia y el equilibrio y tomaremos lecciones de ella.
Lo que aquí se ha escrito no tiene por objetivo ir
en contra de ninguna individualidad, pero si en contra de propuestas selectivas
que nos abocan a lo que a muchos nos repele, mas diferencia social, menos
igualdad.
Esto no supone ir en contra de la libertad del
individuo que no quiere llegar a más. O no se merece más en términos de
Justicia.
Pero no caigamos en una falsa justicia que claudique
en lo que teóricamente combate – el dinero -.
Seamos sensatos, reservemos 5 minutos de los
avatares de nuestra vida y reflexionemos sobre la incidencia de la economía en
nuestras vidas y démonos cuenta que lo polarizan todo.
En la profundidad de nuestro corazón encontraremos
la sinceridad que debiera guiarnos por la vida. Encontraremos lo que echamos de
menos y no podemos comprar con la “piedra filosofal” en boga.
Hoy no queremos que nuestros hijos sean equilibrados
y felices en sus vidas a través de sus propios valores.
Queremos que tengan dinero. Un buen sueldo y una
buena posición social basada en lo económico y a costa de lo que sea, de esta
forma pagamos los otros valores que por cierto nunca conseguimos porque son
valores descafeinados.
Si son desgraciados y les va mal en la vida,
cónyuges, amigos, compañeros de trabajo, malas prácticas, ilegalidades,
sustancias (alcohol, drogas), ese es su problema no el nuestro y el de la
sociedad.
La experiencia nos dice que convertir valores
humanos a lo económico no funciona (desarraigo, endurecimiento de la
conciencia, falta de solidaridad, depresión, estrés, enfermedades mentales y
cardiacas y un largo etc.) y si bien percibimos que desde lo institucional se
hace así, lo único que consiguen es frustración, desorientación y reacción
pasiva, marginación por negación de lo adoptado y desvirtuado.
La mayor parte de las veces los
responsables dan la espalda a los afectados, permitiendo el sufrimiento por la
búsqueda y la identificación del yo pero sin intervenir ni poner ningún activo
paliativo.
La sociedad institucional es lobo de sus individuos.
No permitamos la amputación de los valores humanos
No permitamos la conversión de los valores humanos
al exclusivo valor del dinero.
Espoleemos nuestras conciencias.
El empobrecimiento humano nos hará desdichados.
csl 27/01/02
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