La experiencia nos confirma que los logros
alcanzados por unas sacrificadas generaciones, son disfrutados y desvirtuados
por las siguientes lasas generaciones provocando una sensación impotente al
observar que los objetivos puestos en estas nuevas generaciones no se cumplen -
se consumen -. No es una marcha atrás porque nunca se volverán a dar las mismas
circunstancias.
Es como si no supiéramos cuidar de la herencia
transmitida. El esfuerzo hecho en lo conseguido es todo nuestro esfuerzo. El
cuidado de la herencia lo abandonamos.
Las nuevas generaciones gastan sin esfuerzo. Lo
tienen porque está ahí, no tienen que esforzarse para conseguirlo y lo consumen
sin sacrificio o contrapartida alguna. No vale nada para ellos.