Imagen de Thanasis Papazacharias en Pixabay
Se
especula con su origen y las intenciones, no se si algún día lo sabremos, pero
los datos de letalidad sin apretar un gatillo son apabullantes. Mas de una vez
nos lo ilustraron en el cine y en las noticias.
Todos
estos sucesos tienen varios planos y a veces nos ofuscan los más mediáticos y
no debemos olvidar dos de ellos, el medioambiental y el del modo que tenemos
que organizar la economía (el sistema).
Para el
medioambiental tenemos frases reveladoras y sabias, que nos lo definen con la
crudeza de la verdad incontestable y que vuelvo a recordar aquí.
No te
engañes. En la naturaleza no hay recompensas ni castigos, solo consecuencias,
atribuida a Robert Green Ingersoll (EUA). Labecos.
Ante
esto corremos el riesgo de olvidarnos de la seriedad del problema y volver a
hábitos, pautas de comportamiento que de alguna manera puede que nos hayan
llevado hasta aquí, con lo que nos pondríamos en una situación similar y
probablemente peor.
Para el
sistema, tenemos que diseñar un modelo que sea compatible con el sistema de
libertades y principios democráticos que tenemos y tanto celebramos (que sería
muy conveniente refundar, como unas bodas de oro) y que a su vez sea respetuoso
con los principios de la naturaleza y la sostenibilidad. Ahí es nada. No vamos
a quemar las naves en el intento. ¡Verdad!
Pues si
para hacer esto nos pueda parecer un trabajo inconmensurable, ya veis cuantas
iniciativas hay en este sentido.
Me
gustaría recordar el dicho; ¿sabes por que tenemos dos orejas y una sola boca?,
pues para escuchar dos veces por cada una que hablamos.
Las
cifras que conocemos, con todas las reservas, son muy alarmantes y la verdad
tan poca cosa como es un virus, menuda vía de agua le provocó a este barco
llamado “tierra”.
Algunas
banderas “patriotas”, que acompañaron siempre a los féretros de los fallecidos
en acto de servicio, ante tal número y acabada la tela, se reconvierten ahora
en mascarillas para protegerse individualmente, en un “sálvese quien pueda
agónico”.
Las
cifras mundiales a 27/04/2020.
Casos
afectados reconocidos: 3 millones
Fallecidos:
más de 206.000
Podremos
tener la oportunidad de cambiar nuestros hábitos para mejorar la salud del
planeta, que es nuestra propia salud, el hacerlo está en nuestras manos y si
apostamos por el futuro querremos que este bienestar dure, por esta razón tenemos
que preocuparnos que todos nuestros actos tengan la sostenibilidad como
prioridad.
Ya en España,
la magnitud del contagio y el volumen de la emergencia hizo que el primer
objetivo fuera garantizar que el sistema sanitario no colapsase, pues además de
las contingencias diarias se sumaron los casos del COVID-19. Para ello se
ordenó el confinamiento de la población para evitar el contacto y, de lo que se
sabía, el contagio.
La
fuerza y empuje del contagio, evitó disponer de materiales y procedimientos
efectivos de protección (batas, trajes, guantes, pantallas, mascarillas), sobre
todo para los que estaban en primera línea. Esta falta de material se convirtió
en una situación muy difícil de digerir. Si no lo tienes y no lo puedes
producir, lo suyo es comprarlos a quien los tiene, hablamos de China y esta
acción sencilla de una transacción comercial, “de la oferta y la demanda” se convirtió
en el mercado “canalla” que nos hizo ver como algunos con maletines de dinero
en efectivo a pie de avión le quitaban las mercancías que otros ya habían comprado.
Y es
que no debemos olvidar lo que nos enseñó Philip Kotler y es que el mercado son
personas.
Por
esta razón, su entrega y muchas más debemos manifestar nuestro reconocimiento y
agradecimiento a todos los componentes de los servicios esenciales, desde el
que limpia a los jefes de servicio, no quiero nombrarlos porque siempre me
dejaría a alguno.
No
podemos olvidarnos que después del primer susto inicial, el problema consistía
en mantener el estado de confinamiento en la mayor parte de la población de
forma razonable. Y esto consistía en, además de facilitar información, con
datos, aplicar una inyección intramuscular de ánimo a la población con una
expectativa en el tiempo del día a día.
Esto también
nos permitió ver de primera mano los intereses que cada medio de comunicación
tenía por detrás de sus preguntas.
Y llegó
el día que los datos permitieron ir aflojando la presión del confinamiento,
entre otras cosas porque había que atender el siguiente problema no menor que
es la emergencia económica, este sistema así lo exige.
El
ejercicio que tiene por delante “El equilibrista”, es para nota y se dieron pasos
en ámbito del Congreso, las CCAA, en las administraciones locales y en Europa,
de forma continuada y contundente exigiendo acción única y continua.
Ahora
estamos con la expectativa de aliviarnos mas dentro de una semana y permitirnos
algunas alegrías como paseos, alguna visita (no aglomeración), con precauciones
como mascarilla, guardar la distancia, lavar las manos, etc. e ir reactivando todo
el sistema económico, lleno de miles de excepciones que quieren, lógicamente,
ser atendidas. Vendrán cosas nuevas, las primeras las denuncias por
incumplimiento y algún enfrentamiento que esperamos sea más ruido que nueces.
El
riesgo es retroceder, porque esas maltrechas mentes van a poner a prueba la resiliencia
de la que tendríamos que echar mano.
Mi
mayor deseo que estéis bien y os cuidéis mucho.
Un
abrazo de verdad.
csl.
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