27 de abril de 2020

COVID-19



 Imagen de Thanasis Papazacharias en Pixabay

Siempre conviene mantener alguna distancia en el tiempo con los sucesos importantes y trascendentes como es el del COVID-19, entre otras cosas porque así da tiempo a que todos los actores se retraten, y en este caso el casting es mundial.
Se especula con su origen y las intenciones, no se si algún día lo sabremos, pero los datos de letalidad sin apretar un gatillo son apabullantes. Mas de una vez nos lo ilustraron en el cine y en las noticias.
Todos estos sucesos tienen varios planos y a veces nos ofuscan los más mediáticos y no debemos olvidar dos de ellos, el medioambiental y el del modo que tenemos que organizar la economía (el sistema).
Para el medioambiental tenemos frases reveladoras y sabias, que nos lo definen con la crudeza de la verdad incontestable y que vuelvo a recordar aquí.
No te engañes. En la naturaleza no hay recompensas ni castigos, solo consecuencias, atribuida a Robert Green Ingersoll (EUA). Labecos.
Ante esto corremos el riesgo de olvidarnos de la seriedad del problema y volver a hábitos, pautas de comportamiento que de alguna manera puede que nos hayan llevado hasta aquí, con lo que nos pondríamos en una situación similar y probablemente peor.
Para el sistema, tenemos que diseñar un modelo que sea compatible con el sistema de libertades y principios democráticos que tenemos y tanto celebramos (que sería muy conveniente refundar, como unas bodas de oro) y que a su vez sea respetuoso con los principios de la naturaleza y la sostenibilidad. Ahí es nada. No vamos a quemar las naves en el intento. ¡Verdad!
Pues si para hacer esto nos pueda parecer un trabajo inconmensurable, ya veis cuantas iniciativas hay en este sentido.
Me gustaría recordar el dicho; ¿sabes por que tenemos dos orejas y una sola boca?, pues para escuchar dos veces por cada una que hablamos.
Las cifras que conocemos, con todas las reservas, son muy alarmantes y la verdad tan poca cosa como es un virus, menuda vía de agua le provocó a este barco llamado “tierra”.
Algunas banderas “patriotas”, que acompañaron siempre a los féretros de los fallecidos en acto de servicio, ante tal número y acabada la tela, se reconvierten ahora en mascarillas para protegerse individualmente, en un “sálvese quien pueda agónico”.
Las cifras mundiales a 27/04/2020.
Casos afectados reconocidos: 3 millones
Fallecidos: más de 206.000
Podremos tener la oportunidad de cambiar nuestros hábitos para mejorar la salud del planeta, que es nuestra propia salud, el hacerlo está en nuestras manos y si apostamos por el futuro querremos que este bienestar dure, por esta razón tenemos que preocuparnos que todos nuestros actos tengan la sostenibilidad como prioridad.
Ya en España, la magnitud del contagio y el volumen de la emergencia hizo que el primer objetivo fuera garantizar que el sistema sanitario no colapsase, pues además de las contingencias diarias se sumaron los casos del COVID-19. Para ello se ordenó el confinamiento de la población para evitar el contacto y, de lo que se sabía, el contagio.
La fuerza y empuje del contagio, evitó disponer de materiales y procedimientos efectivos de protección (batas, trajes, guantes, pantallas, mascarillas), sobre todo para los que estaban en primera línea. Esta falta de material se convirtió en una situación muy difícil de digerir. Si no lo tienes y no lo puedes producir, lo suyo es comprarlos a quien los tiene, hablamos de China y esta acción sencilla de una transacción comercial, “de la oferta y la demanda” se convirtió en el mercado “canalla” que nos hizo ver como algunos con maletines de dinero en efectivo a pie de avión le quitaban las mercancías que otros ya habían comprado.
Y es que no debemos olvidar lo que nos enseñó Philip Kotler y es que el mercado son personas.
Por esta razón, su entrega y muchas más debemos manifestar nuestro reconocimiento y agradecimiento a todos los componentes de los servicios esenciales, desde el que limpia a los jefes de servicio, no quiero nombrarlos porque siempre me dejaría a alguno.
No podemos olvidarnos que después del primer susto inicial, el problema consistía en mantener el estado de confinamiento en la mayor parte de la población de forma razonable. Y esto consistía en, además de facilitar información, con datos, aplicar una inyección intramuscular de ánimo a la población con una expectativa en el tiempo del día a día.
Esto también nos permitió ver de primera mano los intereses que cada medio de comunicación tenía por detrás de sus preguntas.
Y llegó el día que los datos permitieron ir aflojando la presión del confinamiento, entre otras cosas porque había que atender el siguiente problema no menor que es la emergencia económica, este sistema así lo exige.
El ejercicio que tiene por delante “El equilibrista”, es para nota y se dieron pasos en ámbito del Congreso, las CCAA, en las administraciones locales y en Europa, de forma continuada y contundente exigiendo acción única y continua.
Ahora estamos con la expectativa de aliviarnos mas dentro de una semana y permitirnos algunas alegrías como paseos, alguna visita (no aglomeración), con precauciones como mascarilla, guardar la distancia, lavar las manos, etc. e ir reactivando todo el sistema económico, lleno de miles de excepciones que quieren, lógicamente, ser atendidas. Vendrán cosas nuevas, las primeras las denuncias por incumplimiento y algún enfrentamiento que esperamos sea más ruido que nueces.
El riesgo es retroceder, porque esas maltrechas mentes van a poner a prueba la resiliencia de la que tendríamos que echar mano.
Mi mayor deseo que estéis bien y os cuidéis mucho.
Un abrazo de verdad.
csl.


No hay comentarios:

Publicar un comentario