10 de noviembre de 2009

HUMANISMO LAICO (II)



En una fase de nuestra evolución fuimos conscientes de nuestra existencia, esto supuso ser conscientes de nuestro fin (del fin de nuestra existencia), algo difícilmente digerible mentalmente. Fue como conocer el día y hora de nuestra muerte. Esta situación produjo una gran zozobra interior. Para superar semejante desazón tuvimos que echar mano de la imaginación y nos inventamos un mas allá, un transcender (nace el dogma). Claro que esto tenía que dar respuesta a muchas situaciones, a muchas culturas y a muchas personas (liturgia). Y esta situación tenia que venir de la mano de otro humano especial (divinidad) o de un ser superior que nunca somos capaces de ver, de oír o de sentir (dios).
Podemos recrear imágenes con los ojos cerrados, oír música en el silencio más absoluto y sentir que se nos erizan los pelos al recordar sucesos pasados reales o imaginados.
La religión cumple entonces una función balsámica en el ánimo del ser humano que le promete no tener fin y mitiga su angustia de desaparecer sin resolver la pregunta de cual es mi misión aquí.
Pero la religión creada y evolucionada por humanos, algunos con sus mejores propósitos lo polariza todo, lo influye todo, en lo humano y en lo post humano.
La religión emerge con el poder de coacción infinito (mas allá de lo humano) para alcanzar la transcendencia.
La explotación de los miedos se eleva a límites insoportables que contradicen la razón.
Recordemos la "Santa Inquisición", las purgas a personas y colectivos y el ejemplar castigo a todos los que se desviaban de la fe.
Se comprende la dificultad de obtener respuestas convincentes en ese momento en que se descubre a la conciencia la existencia. Pero el tiempo pasa y la evolución continúa y la situación actual es muy distinta.
El desarrollo de las religiones juegan con la ignorancia hasta que el conocimiento se va abriendo camino lento, obstaculizado y difícil (nace la ciencia, se crean sus normas, epistemología y se dotan de lo empírico).
A partir de este momento la ciencia se convierte en el primer enemigo de las religiones.
Errores crasos como los del comportamiento religioso con Galileo Galilei, han dado paso 500 años después a "la disculpa".
Los miedos de Charles R. Darwin por publicar su "El origen de las especies" que tuvo reposando en su estudio durante 7 años hasta que al final tuvo la valentía de publicar.
La discreción de Gregor Mendel al realizar sus investigaciones en un convento aislado y sus discretas epístolas con los científicos de su tiempo.
Y tantos otros tan o menos significativos que los anteriores, incluso desde el mismo centro de lo religioso, Tomas de Aquino, Francisco de Asis.
Los radicalismos islámicos y cristianos, como resultado de una lectura sesgada y acomodada de los textos religiosos originales.
El obstinato budista e hindú.
Llevan a sus seguidores a dios en la imaginación y a lo absurdo en lo humano.
En nuestra historia conocida, las interpretaciones que se han hecho de textos religiosos, orales y escritos, han sido numerosas - hasta la saciedad. Hoy recogemos multitud de versiones que desvirtuan su espiritu original.
Las religiones se dotan de elementos fidelizadores de sus simpatizantes y desarrollan técnicas en sus liturgias para alcanzar este objetivo.
Hoy desde el marketing echamos mano de estas técnicas para fidelizar a los clientes.
El logotipo
Los iconos
Los colores
El uniforme
Cenar juntos
Cantar juntos
La fiesta anual
La solemnidad y gestos de los actos
También desde la psiquiatría y psicología volvemos la vista a las técnicas usadas por las religiones para incorporarlas en lo laico a sus correspondientes disciplinas aportando procedimientos de curación o alivio en lo intangible.
Descarga de conciencia (confesión)
Terapia de grupo (cantar y cenar juntos)
La situación actual es otra. La ciencia se defiende y mantiene a si misma por el rigor, la evidencia y lo empirico.
Esta situación conlleva a las religiones a represiones para defender sus postulados o a una constante redefinición o al ajuste de los mismos.
Esta actuación influye como un lastre para la sociedad que avanza con ese freno aunque cada vez con mayor inercia liberadora.
El sentido de la religión se ha debilitado por los avances de la ciencia que nos propone ideas y respuestas que pueden ser aceptadas por nuestra razón, sustituyendo a las ideas y respuestas basadas en la fe.
Hoy podemos preguntarnos "la necesidad de Dios".
Podemos razonar nuestro origen desde el conocimiento en base al azar y la necesidad.
Podemos entender lo esotérico y misterioso desde un planteamiento no milagroso ni religioso.
Podemos razonar lo escatológico.
Incluso podemos cuestionarnos él por que estamos aquí, que misión tenemos.
Podemos explicar desde la psicología y psiquiatría muchos de los fenómenos que nos suceden, sin explicación aparente.
Desde el punto de vista de la razón, negar la existencia de dios requiere el conocimiento empírico de esta afirmación, conocimiento que no se tiene. Lo que si podemos afirmar es que dios, si existe, no se manifiesta y no condiciona nuestros actos, nuestras vidas. Por lo tanto podemos organizar nuestra vida sin contar con él, sin necesidad de él.
En cualquier caso aceptamos desde la posición de la ciencia la ignorancia que tenemos y la esperanza de que la investigación arroje luz en un futuro a lo que hoy desconocemos. Y aún aquello que creemos conocer mejorarlo con nuevos descubrimientos y esfuerzos.

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