15 de diciembre de 2009

El Freno de la Religión



Vivir la religión es un estado mental, estado mental que también se puede vivir sin religión.

En el caso de la religión católica:

El confesionario, kiosco liberador de los pesos de las conciencias. Preconizador de las técnicas psiquiátricas y psicológicas del psicoanálisis.

Fidelización de las ovejas del rebaño con técnicas repetitivas de voz y gestos. Una terapia de grupo en un escenario visual colorista y participativo. Preconizador del marketing en sus técnicas de Imagen y Fidelización del cliente.

Cantos que refuerzan los lazos del rebaño y celebran la cena en la que participan.

Expresión espontánea en cenas señaladas en la que los participantes se unen a la celebración para satisfacción personal y creación de lazos de cohesión con el grupo.

Adoración de símbolos presentes externos e internos (santigüarse).

Preconización de técnicas publicitarias externas y subliminales de logotipo, formas, colores y sonidos.

Todo para convencernos de vivir la vida de otro en el pasado, olvidando vivir nuestra propia vida en el tiempo presente.

Todo para señalarnos un camino a seguir con la amenaza de que si lo abandonamos, vagaremos errantes por el “mas allá”, hasta que la misericordia del que todo lo tiene y todo lo es, decida restaurarnos a un estado de bienestar.

Todos los palos en las ruedas para evitar que el raciocinio individual pueda negar las grandes verdades religiosas.

Se niega lo científico hasta el límite de lo esperpéntico y se dan soluciones muy imaginativas pero inasumibles hasta por ellos mismos, se acuerdan del limbo de los justos.

Soltemos lastre, superemos las amenazas y seamos nosotros mismos con el conocimiento y el ejemplo como experiencia y el razonamiento y la ciencia para el presente y futuro.

© csl

1 comentario:

  1. Estó lo escribí en mi blog tras ver la película Agora que me impactó y lo titulé: Agora o cómo el fanatismo nos quita la condición de personas

    Acabo de llegar a mi casa, una casa muy en silencio, vengo del cine de ver Agora y llego con el cuerpo revuelto, con los ojos empapados en lágrimas.
    Es una película que destapa la miseria de la condición humana.
    Es una película que nos habla de cómo el fanatismo impide el progreso de la humanidad.
    Es una película que nos muestra que el plegarse a lo bien visto, a lo que se lleva, a lo oficial, requiere huir de nosotros mismos y renunciar a SER.
    Dicen aquellos partidarios de dictar normas sobre cómo debemos comportarnos, sobre qué está bien y qué está mal, que el ser humano dejado a su libre albedrío tiende a la destrucción de los demás y por ende de sí mismo.
    Por eso os digo que esta película destapa esa miseria de la condición humana, la de aquellos que no creen que dentro de nosotros existe un SER maravilloso que tiende a la perfección, al amor a uno mismo y a los demás.
    Porque ese SER es la verdadera condición humana, es aquello que nos hace ser diferentes a un perro o a un ratón, es aquello que nos permite amar. Luego la condición humana no tiene miseria, luego destapar la miseria de la condición humana es destapar aquello que la cubre, todos los condicionamientos impuestos de forma artificial y que, en realidad, no pertenecen a la condición humana.
    Si os fijáis cualquiera de las grandes religiones que predominan en el mundo habla de amor al prójimo, pero en su nombre se han cometido las mayores atrocidades que se recuerden. Porque respetar la libertad del otro en todo su desarrollo, respetar que el otro tiene derecho a no tener que agradarnos con sus actos o sus pensamientos, eso no puede tolerarse si lo que queremos es controlar al otro. Y los jerarcas de esas religiones pretenden el control de la humanidad y la exclusividad del poder de decisión, que ponen en Dios para luego arrogarse su representación y su poder en la tierra.
    No hago un llamamiento a dejar de creer en lo que se quiera, hago un llamamiento a dejar de imponer lo que se quiere a los demás, hago un llamamiento a que miremos hacia nuestro interior, a que descubramos nuestro SER y, si eso lo hacemos, desterraremos el fanatismo de la faz de la tierra, y permitiremos un progreso de la humanidad como nunca se ha visto. En definitiva, descubriremos el paraíso terrenal, que no está en ningún sitio, está en nuestro interior, es nuestro SER.
    Os invito a amaros como sois, no como dicen que sois, no como creéis que sois, sólo así destilareis amor en todo lo que hacéis.
    Os invito a luchar por la plena libertad de todos los seres humanos, que el fanatismo no siga coartando nuestro progreso.
    Os invito a convertiros en personas, a dejar de ser individuos para alcanzar un estado superior de armonía.

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