Rara dádiva que se da en lo mas esperpéntico de la concesión humana.
Elijo morir fusilado. El que elije no puede evitar morir pero si como.
Esta vez si, sabiendo que es su última cena le conceden elegirla y la acompaña con seven-up porque el alcohol está prohibido.
Por último se le permite al reo decir algo antes de apretar los gatillos. Cual puede ser la inspiración en esos momentos.
Por si hubiera falta de competencia en los 5 fusileros, le cosen delante de un corazón angustiado deseoso de ser traspasado por el proyectil, una diana.
Eso si, descargamos de la conciencia de los fusileros introduciendo la duda, creando una macabra estrategia, uno de los fusileros disparará con balas de fogueo, sin que ellos sepan quien.
Cruel liturgia para un final seguro.
© csl
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