10 de octubre de 2014

A vueltas con el Ébola.


Mucho se está hablando del desgraciado caso para la afectada del ébola y todo el proceso se trocea y cada cual hace bandera de ese trozo apoyándolo o condenándolo.

Si tenemos en cuenta los sucesos.

El ébola lleva en África más de 40 años, sin que las autoridades sanitarias mundiales se preocupasen más de lo citado en algún artículo y memorándum, sobre su existencia y repercusión en determinada zona geográfica.

Solamente y desgraciadamente para la zona geográfica afectada el suceso de Madrid junto con el de Dallas es una gran noticia, porque se moverán intereses políticos y puede que hasta económicos (como pasó con la gripe aviar) para hacer algo que combata la miseria y el efecto del virus en el organismo.

Destacar la valentía de tantos voluntarios que arriesgan su vida continuamente porque así se lo pide su conciencia y porque quieren ayudar, en último caso porque así lo han decidido.

Esto es lo que pasó con los misioneros y con Teresa Romero.

Al margen de comparaciones odiosas con un espeleólogo español en Chile y una médico española en Argentina, que no recibieron el trato de repatriación.

A los misioneros españoles no se los debió trasladar a España porque no estábamos preparados para ello, no porque no hubiera que hacerlo, quizás a ellos y a otros (penados en cárceles americanas en situaciones de alta precariedad) les asista  el derecho de atención por parte de su país a través de consulados y embajadas.

No había tiempo material para formar al personal necesario, porque previamente algunos responsables decidieron eliminar a las personas especializadas en situaciones infecciosas de alto riesgo de ese hospital, quedando en el aire pero sin ningún soporte solo el nombre.

Los protocolos o procedimientos se diseñan para que los que los tengan que utilizar no piensen, solo sigan el "guiaburros" correspondiente; y en casos de más alto riesgo, el propio protocolo contempla la necesidad de que una persona externa dirija (recuerde, supervise) los pasos que tiene que seguir el afectado para que no olvide el orden de las cosas o tenga en cuenta advertencias puntuales.

A las autoridades políticas hay que decirles que no debieron traer a los misioneros infectados porque no estábamos capacitados para atenderles, precisamente por los riesgos que corrían los que se iban a encargar y porque previamente nos habíamos ocupado de desmantelar  los recursos que teníamos y como se ha visto así ha pasado. Recordarles que hay muchos otros españoles que también merecen la atención del gobierno para ser atendidos.

Y que las inversiones y ayudas aunque parezcan que no tienen efecto, si ayudan, por ejemplo ayudando con más recursos a los países en la miseria de donde proviene todo esto.

Es ruin y miserable hacer valoraciones en el sentido de exoneración de responsabilidad por parte de los políticos culpando a Teresa Romero. Difícilmente se puede ser tan torpe. Espero que los ciudadanos tengan memoria cuando los citen a las urnas.

csl.


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