Tiempos antes del 2001 las actuaciones del mundo occidental
con respecto al “mundo oriental”, Islam, fue desafortunado, por lo menos por
los sucesos posteriores. Se alentaron personas y organizaciones a demanda de
las necesidades, sobre todo de las necesidades del capital económico, se
intervino en las políticas internas y externas de países en este sentido, así
vemos la evidente contradicción entre aupar a un tal Bin Laden, les suena, facilitándole
una organización, una formación y un “cierto prestigio” en su espacio de
influencia y todos recordamos, para vergüenza de la democracia y el estado de
derecho, como finalizó el episodio.
Sin embargo llegó lo indeseable, la asociación de la
ignorancia con el poder. Los Estados Unidos de América eligieron al mediocre
George Bush como Presidente y con ello a la gestión de la democracia asomada al
y ejemplo del mundo que tuvimos que sufrir primero con una guerra equivocada en
base a una gran mentira “armas de destrucción masiva”, la guerra de Irak. Y
llegó Septiembre y el día 11 sucedieron los actos más retelevisados y
comentados del mundo. Sin duda tremendos. Y no memos tremendas las decisiones que
se tomaron posteriormente, sobre todo por sus consecuencias y la falta de
contestación, al menos para invocar a la mesura y el matiz, -silencio absoluto
y cómplice- por aquellos que hoy posan en primera línea de la pancarta. Se
decidió invadir y declarar la guerra al avispero de Afganistán. Hay que decir
que la anterior guerra de Irak y la posterior de Afganistán se hicieron con “pompa
y boato” en favor de la Democracia y con la bendición de Dios, el Dios de este
lado o nuestro Dios. Nadie osó cuestionarlo, advertirlo o criticarlo. Hace ya
tiempo que en las discusiones no escuchamos a los interlocutores, y las
condenas se realizan en “tiempo real” sin dar tiempo a finalizar las
argumentaciones, y ante esto para no plantear ninguna duda mejor no opinar máxime
cuando incomodamos al poderoso.
Hay que decir que si hubo una iniciativa mal vendida, con
poco recorrido, con un nombre prometedor la “Alianza de civilizaciones”, pero
como en las discusiones los atareados e influenciados por el capital actual,
asintieron con la cabeza, pero no movieron ni un músculo más. Había muy poco
peso mediático y poco oportuno por alguien que, en principio les dio con la
puerta en las narices.
Lo cierto es que tampoco hubiera resuelto mucho más,
porque cuando soltamos una bomba en Siria y matamos a 60 personas, familias
enteras incluidos niños. Las familias que quedan y que quieren a los suyos no pueden
olvidarlo ni perdonarlo probablemente en esa generación. Y ¿cree alguien que
con más reparto de bombas y miserias pueden arreglar algo?.
Educación para todos, partimos por nuestra parte de una
dicotomía excluyente lo nuestro es lo único que vale la pena en nuestra
organización social, nuestro Dios, nuestra cultura y nuestra educación. En muchos casos faltamos al respeto de los demás de manera cobarde y amparándonos en valores democráticos.
Podríamos considerar el pensar en el resultado del dolor y
de la desesperanza y concluir que eso puede explicar el “suicidio yihadista”
que supone ceñirse un cinturón de explosivos y detonarlo en un autobús o en un
lugar público.
No hay nada gratis, desde el pensamiento del capital
económico que parece que es lo que manda, me entenderán muy bien. Cualquier
acto nuestro tiene su repercusión inmediata o en el tiempo. De modo que
revisemos lo que hacemos. Y atentos porque se puede pecar por acción y por
omisión.
csl.
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