A partir del acontecimiento de las torres gemelas en USA en el año 2.001 se ha hecho una redefinición del terrorismo y pasaron a formar parte de este grupo todos aquellos que realizan actos desesperados con violencia.
Descubrir que un musulmán es un ser humano con sentimientos y convicciones es algo que podemos entender a poca empatía que ejerzamos. Son precisamente los que han acuñado esta nueva definición los que le abocan a una situación límite que a otros desde una situación contemplativa vemos horrorizados por sus drásticas decisiones. Y estas decisiones que se nos pueden antojar excesivas e incomprensibles son las mismas que hacemos valer desde este lado del mundo cuando pasamos por situaciones similares, eso si con el bálsamo de la solidaridad manifestada explícitamente, velas en el lugar, las manifestaciones públicas, el calor del vecindario, …; y con el límite de la esperanza de que se hará justicia.
Como se puede sentir un ser humano que después de sufrir la mayor desgracia que a uno le pueda acontecer, perder violentamente a sus seres queridos, se encuentre en el mas cruel de los olvidos, en la mayor falta de reconocimientos, descendiendo a seres humanos de segunda, de tercera, - seres humanos - ¿?.
Y el asunto se despacha con el lacónico “daños colaterales”, justificación a todas luces insuficiente que avergüenza el intelecto y que pretende engañar al sentido común.
Cada uno siente desgarrado ese vacío del espacio que nunca va a ser ocupado, de ese hijo que no volverá, de esa falta de calor humano que emanaba en el protector regazo.
Y por qué?.
Cual ha sido la falta que tan cruelmente hay que pagar. -Oh mi Dios ayúdame a entenderlo. Te lo he dado todo, te he entregado a mis hijos, no me prives de ellos sin entenderlo- . ¿Este sufrir tendrá alguna recompensa?. Porque habrá alguna compensación por tanto sufrimiento. ¿Cómo se hará justicia?, porque habrá justicia.
Como será el sentimiento de esa Madre que golpea su corazón sin compasión y grita al aire sin esperar respuesta, cual su consuelo.
Aterrados, compungidos, ignorantes, los hermanos supervivientes asisten con pavor al duelo inconsolable.
Pasa el tiempo y no hay recompensa, ni compensación, ni justicia. Lo que hay es, familiares y vecinos en situaciones similares, día a día pasan a engrosar la lista de efectos colaterales.
-Oh mi Dios no me abandones, que tengo que hacer. Que hacen aquí. Quién los ha llamado. Porque hacen esto. Que hemos hecho nosotros para que nos traten así. Podemos parar esto. Porque no podremos vivir. Que mal hemos hecho-?. Cuantas preguntas sin respuesta.
"Comemos, bebemos y dormimos como animales, pero los animales tienen suerte porque no están asustados todo el tiempo como nosotros. No piensan que pueden ser asesinados en cualquier momento, por lo que creo que son mucho más felices que nosotros", afirma Ali.
El sondeo, que coincide con el cuarto aniversario del inicio del conflicto, el 23 de marzo de 2003, apunta que aunque algunas partes de Irak han sufrido más violencia que otras, prácticamente nadie en el país se siente exento de la factura de la guerra.
“Estos niños han vivido experiencias muy difíciles como la de secuestro, han sido testigos de crueles invasiones a sus hogares, de asesinatos y de hombres que se inmolan”, dice Ashley Clements, una de las autoras de “Atrapados”.
Podrían valer las mismas razones y manifestaciones de las victimas que desde este lado tenemos y hacemos con motivo del desgraciado 11M en Madrid a las victimas del otro lado con motivo de los diarios daños colaterales.
Seres humanos con una carga de sufrimiento continua, con una percepción de culpa indefinida que se sienten observados por otros mundos con desconfianza, con recelo, con reservas, como si fuesen apestados a los que se les niega hasta el poco calor de la comprensión, excluidos, sin esperanza.
Que fácil a poco que alguien se empeñe es meter en esas cabezas nubladas las espoletas que hacen que volar por los aires sea el alivio definitivo y así obtener por lo menos el reconocimiento de los suyos.
Que ingenuidad la de Occidente pensar en que luchamos contra un sistema de patria con fronteras contra un ejército con flancos, vanguardia y retaguardia y enviamos a profesionales estudiosos y estrategas de la guerra formados en las escuelas mas avanzadas.
Nadie repara en comenzar a solucionar los conflictos por aceptar que los que tenemos enfrente son seres humanos como nosotros, para respetarlos como queremos que se nos respete, que tienen de diferente una cultura distinta que habrá que entender, que no son solo los seres y los bienes a explotar, que su dios es tan verdadero como el nuestro, que tienen sentimientos y quieren y defienden a sus hijos como nosotros, que tienen orgullo y dignidad y que el pasar como un rodillo por encima de ellos es poner en marcha la fabrica de desahuciados de vivir, les hemos quitado todo que pueden perder, solo tienen su vida y ellos deciden sobre ella.
Nosotros les hemos recortado el territorio, les hemos esquilmado sus recursos, les manipulamos su orden, les ponemos en entredicho sus creencias, les negamos la esperanza. Su patria se ha reducido a su cabeza ante el acoso total que les obliga a tomar decisiones de desesperación límite en la que incluyen la autoaniquilación.
Ya podemos incluir en los currículos que estudian nuestros guerreros para poder defendernos, la psicología y la psiquiatría, pues cuando para los de enfrente su objetivo es morir matando poco pueden hacer para salvarnos.
Su respuesta es en base a su cultura, que esperamos que hagan que vengan a reclamar por ventanilla a nuestra justicia.
No sé exactamente en que consiste la iniciativa de la “Alianza de Civilizaciones”, pero la idea promete. Es quizás la primera piedra para respetar e intentar comprender al de enfrente. Vivimos con prisa y lo intangible de efectos lentos y persistentes no vende, apostamos por las acciones rápidas y arrolladoras que ya nos ha demostrado muchas veces que lo único que logramos es agravar la situación, cuan de altas serán las vallas para protegernos ?.
La Patria de los que llamamos terroristas está en su cabeza y tendremos que entrar en cada una de ellas con respeto, comprensión y entendimiento mutuo.
Se imaginan cuando le demos la vuelta a esto, el trabajo que tenemos pendiente.
© csl.
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