Hubo un tiempo que en Galicia existían dos Entidades
financieras, la del Norte y la del Sur. Como tales Entidades financieras una
parte de sus recursos pertenecían a los Ciudadanos que se materializaban en
parte en las Obras sociales como retorno a la Sociedad de su inversión.
En un momento determinado (algo se debía estar haciendo mal)
las Entidades se vieron abocadas a fusionarse, como solución a su propia
existencia.
En este punto debería existir un inventario del contenido de
las Obras sociales.
Excepto desde el punto de vista especulativo, nunca se supo
que se había hecho mal, pero siempre se intuyó mucho trato de favor (créditos
fuera de mercado y condonaciones a algunos ciudadanos que tenían las Entidades
como una prolongación del salón de su casa).
En este punto deberían estar deslindadas las
responsabilidades civiles y penales de los que ostentaban la responsabilidad de
gestión.
Transcurre el tiempo y la situación evoluciona hacia una
privatización del conjunto (tampoco así parece ser que funcionaba). Los Ciudadanos
son despojados de lo suyo en un clima de susto y gran alarma social con una
componente importante de resignación y providencia.
La mayor parte de los responsables van saliendo de la “Entidad”,
cobrando unas cantidades de gran indecencia ética y moral.
En algún lugar estarán contabilizados los nombres, apellidos
y los cargos, asociados a estas cantidades.
Como consecuencia del nuevo estatus y dado que los
Ciudadanos han quedado fuera, los servicios pasan de ser sociales a
empresariales y se acentúa lo que ya había comenzado con la fusión inicial,
despidos directos y en forma de prejubilaciones, y cierres de sucursales.
La situación actual tampoco resuelve la situación y el
futuro de NCG parece ser que se disolverá en el capital y gestión de alguno de
los “grandes bancos”. Todo esto con la zozobra anímica de los responsables
políticos por perder algo que nos pertenece a los Gallegos (supongo que de aquellos gallegos que tenían conectado
el salón de su casa con la Central).
Desgraciadamente ya hace tiempo que los Gallegos lo perdimos
todo. Pero por aquello de no estar callado, daré mi opinión de cómo se podrían restaurar
los atropellos.
Teniendo en cuenta el inventario del contenido de la Obra social,
restaurar a los Ciudadanos la propiedad de los bienes y fondos, para ser
gestionados y custodiados por las Autoridades locales.
Según las responsabilidades de gestión, investigar la
gestión de estos responsables y aplicarles el Código pertinente con la
obligación de restituir a los Ciudadanos incluso con su patrimonio personal.
Si no hay un fórmula legal para la devolución de las
cantidades llevadas por los que abandonaron la Entidad, ya se ve que no tienen
intención alguna de hacerlo, crear el decreto excepcional hasta la
expropiación, …, pues parece justificarse por un “interés general”. Y estos
recursos que se utilicen para dotar al mantenimiento de las Obras sociales.
La Entidad actual debe provisionar de liquidez a todos
aquellos particulares afectados por las “Preferentes”, engañados con objeto de
obtener pasivo a cualquier precio.
De lo quede de NCG, que hagan lo que quieran sus
propietarios. Los Ciudadanos tenemos sucursales de todos los colores.
Parece que estas medidas llegan tarde verdad, pues no hay
nada que no se pueda revertir.
Csl.
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