Hablar hoy de los incendios me parece indecente. Sin
embargo hace 11 años en el año 2006 cuando se me encogió el alma con lo que mis
ojos veían en el sur de Galicia y norte de Portugal, produjo un efecto tan
pavoroso que si es preciso me haré indecente; es que si estoy, no quiero, volver a sufrirlo en el próximo periodo; y me disculparé por anticipado
con los familiares y amigos de las víctimas, 'que las hubo!.
Nadie duda de que este problema sea complejo porque
existen muchos parámetros y además juegan unos intangibles que se llaman
emociones, algunas difícilmente confesables.
Lo primero que tenemos que considerar es que para
intentar resolverlo tenemos que ocuparnos de él, es decir en términos de
posibilidades reales, que exista voluntad política.
Porque es la política (la administración de todos) la que
tiene la primera competencia.
Esta marea de incendios parece tener una intencionalidad
que por no poner medios adecuados, especulamos con riesgo a equivocarnos. Superando
la dificultad es exigible seleccionar a competentes para investigar los hechos
y llegar a conclusiones que generen acciones que ayuden a minimizar estas
tendencias.
Si yo me alarmo y me incomodo con el tratamiento que están
recibiendo el bosque y el sotobosque, que no sentirán los expertos técnicos
forestales, ingenieros de montes, expertos en Permacultura. Es demasiado el
precio que pagamos por la despoblación del rural por el poco cariño que le
damos a la tierra, sobretodo en generaciones posteriores que heredan sin haber
vivido en los lugares donde probablemente sus padres se emocionaban con cada
primavera; y pensaron que con lo que decidieron dejaban un mundo mejor a sus
hijos.
Los expertos tendrán que ser consultados para que nos
digan que coctel de medidas tendremos que adoptar a partir de ya, coctel porque
esto es multidisciplinar y pasarán por muchas especialidades.
A partir de ya
para que dentro de otro periodo de tiempo, con un nuevo ciclo seco, etc. Nadie
se tenga que sobrecoger y lo que es peor, llorar a alguien.
Desde el manejo de ganado mostrenco en condiciones
dignas, a la intervención para desbrozar y aprovechar la biomasa como cubierta
del suelo y fabricación de material combustible.
Acciones de limpieza, podas y potenciación de la micología
en el sotobosque.
Diversificar adecuadamente las especies, en cantidad y
calidad.
Legislar para poder intervenir con autoridad y
empoderamiento, superando las barreras de los lindes en el mantenimiento y
minimización de riesgos, realizando así una acción preventiva.
Aplicar los principios de permacultura en el diseño de
los montes, usos y explotación.
Enfatizar en la Educación de nuestros niños la
importancia del bosque en su vertiente paisajista, de regulación de los
microclimas, de retención de agua, de hábitat para tantas especies animales y
vegetales.
Y es que hoy no es el día de denunciar, pero debemos
vivir el presente, siendo conscientes de lo que hay, con la experiencia del
pasado, aprendiendo de lo que ya pasó y mirando hacia el futuro, para que no se
vuelva a repetir en las mismas condiciones.
Al final creo que todos sabemos lo que queremos y la
mayoría estamos de acuerdo.
¿Faltará “Voluntad política”?
csl.
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